Los delfines de la defensa naval rusa pueden haber escapado

La fuga de los delfines de la defensa naval rusa: Caos y consecuencias en el Mar Negro

La tormenta que azotó el Mar Negro el domingo y el lunes, dejando tras de sí un rastro de destrucción, no solo causó estragos en barcos, asentamientos costeros y posiciones militares, sino que también reveló una importante brecha en los recintos para delfines del puerto de Sebastopol, en la Crimea ocupada. Esta brecha, identificada por el periodista y analista de inteligencia HI Sutton a través de imágenes de satélite, plantea interrogantes sobre el destino de los delfines altamente entrenados que mantiene la Armada rusa.

Se desconoce si los delfines pudieron escapar o no, pero una cosa es cierta: los recintos ya no están intactos. En todo el mundo, muchas armadas emplean delfines y ballenas para tareas navales especiales, como recuperar objetos del fondo marino, detectar minas y defender los barcos de buceadores enemigos. La Armada rusa, en particular, ha entrenado delfines mulares y belugas para estas misiones críticas.

En 2019, una beluga que llevaba un arnés con la etiqueta «Equipo de San Petersburgo» apareció en aguas noruegas, aparentemente escapada de una instalación rusa. Bautizada como Hvaldimir, la beluga ha sido observada desde entonces nadando hacia el sur, en dirección a Suecia. Estos casos de delfines y ballenas que escapan de los recintos rusos plantean preocupaciones sobre la seguridad y el bienestar de estas criaturas altamente inteligentes.

En 2018, la Flota rusa del Mar Negro desplegó delfines mulares en Sebastopol como medida de defensa contra saboteadores ucranianos. Sin embargo, no se han confirmado ataques anteriores con buzos o armas sumergidas. La guerra en curso en Rusia ya ha causado daños importantes a los cerca de 400.000 delfines y marsopas que antaño habitaban el Mar Negro. Se han enfrentado a los efectos devastadores de las explosiones, la contaminación y el uso de sonares activos y ruidosos.

Tragedia militar y catástrofes ecológicas

Las bajas entre los cetáceos, ya sean directas o indirectas, han sido asombrosas. Cientos, y posiblemente miles, de estas criaturas marinas han perdido la vida a causa de la guerra. Estas trágicas pérdidas ponen de relieve el precio pagado por seres inocentes atrapados en el fuego cruzado.

Es crucial reconocer el impacto de la guerra no sólo en las vidas humanas, sino también en el mundo natural. El Mar Negro, antaño rebosante de vibrante vida marina, se ha convertido en un campo de batalla donde se desarrollan tragedias tanto militares como ecológicas. La explotación de delfines con fines militares añade otra capa de complejidad y crueldad a una situación ya de por sí devastadora.

Al reflexionar sobre la huida de los delfines de defensa de la Marina rusa, debemos preguntarnos: ¿A qué precio persigue la humanidad el conflicto? ¿Podemos justificar el sacrificio de vidas inocentes, tanto humanas como animales, en aras del poder y el control territorial?

En medio del caos

Estas historias nos recuerdan la resistencia del espíritu humano y la voluntad de sobrevivir. Sin embargo, también subrayan la urgente necesidad de paz y compasión en un mundo demasiado a menudo sumido en la violencia.El destino de los delfines huidos sigue siendo incierto, pero su historia nos recuerda conmovedoramente las repercusiones de largo alcance de los conflictos y el profundo impacto que tienen en los ecosistemas y en las vidas entrelazadas con ellos.

Mientras buscamos soluciones y luchamos por una coexistencia más armoniosa entre la humanidad y el mundo natural, recordemos a los delfines del Mar Negro, atrapados en una guerra que ellos no provocaron, y la urgente necesidad de salvaguardar el precioso equilibrio de la vida en nuestro planeta.